El sector de las energías renovables ha experimentado un crecimiento sin precedentes a lo largo de los últimos años. En nuestro país la energía solar lidera el ranking de instalaciones. De acuerdo con el Primer informe Trimestral sobre el sector de la Reforma, sólo durante el primer trimestre del año el volumen de solicitudes de instalación de placas solares se ha incrementado en un 29%. Además, en comparación con los datos registrados en 2019, el segmento ha crecido en un 310%.
No obstante, las previsiones nos dicen que esto sólo es el comienzo de la transición verde. A lo largo de los próximos años esta tendencia al alza se multiplicará, especialmente en lo que respecta a las soluciones autoconsumo.
La elevada exposición solar que existe en España se ha sumado al encarecimiento sistemático de la electricidad y el gas, lo cual ha derivado en una migración hacia alternativas ecológicas mucho más pronunciada.
Teniendo en cuenta que el ahorro económico en la factura de la luz puede reducirse hasta en un 60%, la conveniencia de llevar a cabo una instalación se torna perentoria en la mayoría de hogares españoles. Pero, ¿qué debe tenerse en cuenta?
A continuación, compartimos contigo una guía sobre paneles solares que te ayudará a responder tus dudas más comunes. ¡Toma nota!
Instalación de paneles solares para el autoconsumo: ¿Cuántos tipos existen y cuáles son los más aconsejables?
Ante la posibilidad de instalar paneles solares destinados al autoconsumo en el contexto del hogar, surgen dudas. Qué tipos de paneles existen es una de las más comunes. Muchas personas tienden a confundir los paneles solares térmicos con los paneles solares fotovoltaicos. No obstante, a pesar de que ambas opciones tienen en común el aprovechamiento de la energía solar, cada tipología cumple una función diferente.
Cuando hablamos de paneles solares fotovoltaicos hablamos de un recurso diseñado para obtener electricidad. Por otro lado, cuando hablamos de paneles solares térmicos hablamos de una herramienta para generar energía térmica, es decir, que su aplicación está destinada a generar calor ya sea a través de un sistema de calefacción o a partir del suministro de agua caliente.
Al poseer una finalidad diferente, sus estructuras también son distintas por lo que, en realidad, más allá de su fuente de obtención de energía, no tienen muchas más cosas en común.
A lo largo de este artículo nos centraremos en los paneles solares fotovoltaicos, es decir, aquellas instalaciones que están planteadas para proveer de electricidad a una vivienda.
Paneles solares fotovoltaicos: ¿Cuántos tipos existen?
El principal criterio de clasificación que se utiliza se basa en la composición de los paneles y su fabricación. Existen dos tipos de paneles fotovoltaicos básicos: Los paneles monocristalinos y los paneles policristalinos. Aunque ambas opciones se diferencian en el tipo de tratamiento que reciben sus materiales, también existen claras implicaciones en términos de eficiencia energética. ¿Cuál de las dos alternativas es la más recomendable? En realidad, no existe una respuesta absoluta. Como podrás comprobar, en el mercado se comercializan ambas debido a que ambas proporcionan grandes beneficios en función de las circunstancias.
Las células de silicio monocristalino se elaboran a partir de bloques de silicio cilíndricos que reciben el nombre de lingotes. Durante el proceso de producción se cortan los cuatro lados del cilindro con el consiguiente derroche de silicio. El resultado son cristales prácticamente puros y con una capacidad para generar energía muy elevada.
En el caso de las alternativas policristalinas el bloque de silicio se funde en bruto por lo que no se eliminan sus impurezas. A continuación se introduce en un molde cuadrangular generando obleas cuadradas pero con impurezas. El resultado es una composición integrada por policristales que, en conjunto, generan un grado de eficiencia más reducido.
En términos generales, podríamos concluir que la variante monocristalina es más cara y, en cierto modo, también más eficiente. En realidad, su grado de efectividad depende directamente de las condiciones climáticas del entorno. Debido a su composición y su capacidad para retener el calor, los paneles fotovoltaicos monocristalinos son más convenientes en zonas expuestas a climas fríos.
Por su parte, las soluciones policristalinas absorben el calor más rápido y además presentan una mayor resistencia ante situaciones de sobrecalentamiento. En consecuencia, son una opción más conveniente para hacer instalaciones en zonas geográficas que cuentan con climas cálidos.
La diferencia que existe en términos de pureza se traduce en una diferencia en términos de eficiencia del 20%. A lo largo de un día el rendimiento de un panel monocristalino alcanza en promedio los 330 wp (vatios que generará como máximo), frente a los 270 que produce el panel policristalino.
¿Cuántos paneles solares necesitas?
Para poder tener una referencia precisa es necesario conocer cuáles son las necesidades de consumo que posee la vivienda. Como ya hemos mencionado, Wp hace referencia a los vatios que, como máximo, puede generar una placa solar. No obstante, es importante tener presente que dicha cuota nunca se alcanzará porque en todas las instalaciones, independientemente de cómo se planteen, existen fugas o pérdidas. En cualquier caso, más allá de su relativa imprecisión, sirve como una buena orientación y hacer comparaciones entre diferentes placas solares a la hora de tomar una decisión de compra.
Afortunadamente, con el paso del tiempo la transformación digital ha puesto a nuestro alcance una gran variedad de recursos que pueden sernos de utilidad a la hora de trazar una instalación. En la red es posible acceder a plataformas que calculan de forma automatizada la extensión de la superficie que debería cubrirse con placas solares para cubrir las necesidades que se reflejan en el importe promedio de nuestra factura de la luz. Este tipo de herramientas pueden ser de gran utilidad aunque hay que tener en cuenta que para obtener una valoración más rigurosa es recomendable contactar con un instalador profesional.
Consideraciones que deben tenerse en cuenta a la hora de comprar e instalar paneles solares
A la hora de calcular el espacio requerido para llevar a cabo una instalación fotovoltaica adaptada a las necesidades de la vivienda, es importante tener en cuenta no sólo la extensión disponible en metros cuadrados. También deben valorarse las posibles restricciones que puedan obstaculizar o minimizar el rendimiento de la instalación. Esto abarca las limitaciones físicas derivadas de la propia construcción (ventanas, chimeneas, antenas…) pero también todos aquellos agentes externos que pueden influir a partir de la proyección de sombras sobre las placas solares (árboles, edificios ubicados en las proximidades…).
Llevar a cabo un análisis riguroso sobre el espacio disponible ayudará a identificar el potencial real de la vivienda y pondrá de relieve determinadas necesidades que a priori no se tienen en cuenta. La disponibilidad espacial también revela el tipo de placa que debe instalarse. En el caso de que exista excedente de metros cuadrados disponibles, el propietario puede recurrir a una mayor cantidad de paneles solares económicos y menos eficientes. Sin embargo, en caso de que exista un espacio restringido, lo más interesante será optar por soluciones más eficientes y que proporcionen un mayor rendimiento, a pesar de que su inversión sea superior.
La planificación de la instalación también debe tener en cuenta factores como el tipo de cubierta que posee la vivienda, su grado de inclinación o su orientación con respecto al sol. En función de todas estas variables el volumen de placas necesario experimentará oscilaciones.
Llevar a cabo un estudio de la ubicación y la situación permitirá cotejar posibilidades y valorar la necesidad de integrar estructuras de inclinación para obtener el máximo rendimiento de los paneles así como incrementar la superficie disponible.
Aunque a un nivel particular pueden llevarse a cabo algunas valoraciones generales, lo más recomendable es recurrir a un profesional especializado. De lo contrario, pueden incurrirse en imprecisiones que a largo plazo redunden en una menor eficiencia y en una pérdida de oportunidades de ahorro en la factura de la luz.
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